domingo, 2 de octubre de 2016

Letras clandestinas y cultura de trastienda: fotograbado de la censura franquista.

Desde abril y hasta finales del mes de octubre la Imprenta Municipal de Madrid da voz en la exposición “Letras clandestinas” a distintos colectivos protagonistas en el franquismo de una cultura proscrita desde 1939 hasta 1976. Otra cara de la censura que incide más en las formas de expresión del pensamiento disidente que en los mecanismos de coacción articulados por el Régimen. La exposición, comisariada por el catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense, Jesús A. Martínez Martín, recopila una interesante muestra de materiales organizados en distintas secciones al objeto de recrear una cultura impresa no siempre reflejada por la bibliografía sobre la censura.

Más allá de obras que en su momento fueron secuestradas y denunciadas, se recogen textos procedentes del extranjero en un momento en el que la cultura se convirtió en un arma de resistencia. Es el caso de la célebre editorial Ruedo Ibérico, fundada en 1961 por españoles refugiados en París que lograron publicar más de un centenar de obras destinadas a distribuirse, de forma clandestina, por nuestro país. También la editorial Losada consagró su actividad a publicar desde Argentina toda la obra literaria de la Generación del 27, cuyo catálogo terminó burlando la censura, tras ser prohibido en España. Portadas secuestradas, obras denunciadas nos observan desde las vitrinas dando fe de un tiempo en el que publicar un libro podía constituir una actividad de riesgo. 



Una disidencia editorial que esgrimió el libro político como arma de resistencia frente al discurso oficial y que, cual agua en una gotera, terminó por colarse en la trastienda de las librerías y en la calle, a través de las múltiples fisuras de las que adoleció la censura franquista. Por ello, la exposición muestra el testimonio de las más variopintas artimañas para burlar el control policial, desde pies de imprenta falsos hasta portadas trucadas que no pueden dejar de arrancar una sonrisa al visitante cuando encuentra, por ejemplo, textos del célebre líder del partido comunista, Vicente Uribe, camuflados en unos inocentes Ejercicios Espirituales para el Año Santo.

Inauguración de la exposición.
"Letras escondidas" y "letras cautivas": las primeras, ocultas en sofisticadas falsificaciones, las segundas, protagonistas de una cultura fraguada en cautividad desde la soledad de una celda.  DNIs y pasaportes falsos, como el de Santiago Carrillo, oculto bajo un inofensivo Alfredo Solares, tampones ocultos, mensajes cifrados, dignos de una trama de misterio, miran con descaro al visitante, ahora sí, a plena luz del día. Y en la otra cara de la moneda, textos manuscritos, redactados desde la cárcel, cuidadosamente ilustrados con una llamativa iconografía que potencia la elocuencia de un mensaje doblemente clandestino. 

Dibujos en los que los presos daban rienda suelta a su creatividad, como la “tertulia mañanera en la celda cien” que conmueve por su expresividad. Verdaderas obras de arte que tomaron vida de la mano de aquellos reclusos que buscaban a partes iguales distraer el tedio de horas interminables, ahuyentar la ausencia de sus seres queridos y alentar a sus compañeros a la resistencia, a través de una cuidada caligrafía en poemas, informes o periódicos manuscritos que terminaban circulando por los más ingeniosos cauces.

Años en los que se propició una cultura de trastienda, donde minervas, ciclostiles y vietnamitas dieron voz a una disidencia activa cuyo vehículo fue la palabra impresa. La muestra recrea aquellos espacios clandestinos que no pocas veces terminaban siendo incautados por la policía, amén de los secuestros de ediciones que acompañan con el quebranto económico eventuales penas de cárcel y sanciones adicionales.

Y puestos a evocar aquella época, desfilan ante el visitante multitud de colectivos: universitarios y mujeres, asociaciones vecinales y nacionalistas,  soldados y creyentes, partidos en la clandestinidad… con distintos grados de militancia y muy distinto discurso, todos ellos tenían en común el representar puntos de vista alternativos al mensaje oficial y buscaron la forma de hacerse oir, no solo a través de libros y revistas, sino también de lo que la exposición denomina “letras panfletarias”, es decir, literatura efímera plasmada en folletos, hojas sueltas, carteles y pintadas en la calle. 

Fuente:
Biblioteca Digital Memoria de Madrid
Un plano de las imprentas clandestinas en la capital entre 1939 y 1951 ilustra el vigor de esa cultura paralela que se desarrollaba en un país de doble fondo, charlas de trastienda, habitaciones ocultas y doble fondo en las maletas. Los primeros números de publicaciones como  “La mujer en marcha”, “Cristianos por el socialismo”, “El soldado. Portavoz de la Unión Democrática de Soldados” son algunos de los ejemplares que a un visitante poco familiarizado con la época pueden sorprender, al tiempo que los expositores dan fe de los conflictos, que también en aquella época, protagonizaron distintos sectores de la izquierda articulados en formaciones políticas con distinto grado de combatividad. 

Al tiempo se evocan aquellas entrañables lluvias de octavillas en las fábricas y los barrios de trabajadores del cinturón urbano de Madrid, donde entidades vecinales comenzaban a organizarse ya desde los años sesenta, como la Asociación de Vecinos de Aluche, que comenzaba a aglutinar por aquel entonces  a distintos colectivos artísticos para desarrollar una actividad de difusión cultural que hoy en día continua desempeñando. 

Años convulsos cobran vida con las revueltas universitarias, dentro y fuera de nuestras fronteras, los disturbios de mayo del 68, el inminente retorno de una monarquía no igual de legítima para todos, la Guerra del Vietnam, la Guerra Fría o la muerte de Hồ Chí Minh, convertido en icono de la resistencia ante el “amigo americano”, terminan de retratar aquellos años en blanco y negro, donde los primeros televisores y el emblemático 600, empujaban a los ciudadanos a pensar que todo estaba cambiando en un país empeñado en que todo siguiera igual el mayor tiempo posible. 

La Imprenta Municipal
en la década de los 30
Y como colofón, la muestra recoge el testimonio en vídeo de algunos editores, políticos, militantes del PCE y otros protagonistas de aquella cultura clandestina que en mayor o menor medida sufrieron en carne propia el zarpazo de la represión física o el exilio. Minutos de descanso para el visitante que permiten reflexionar cómodamente sentado en un banco frente al audiovisual donde un anciano Óscar Alzaga o Nicolás Sánchez Albornoz, le cuenta desde el salón de su casa las peripecias de una época felizmente pasada.

En definitiva, la exposición evoca a través de sus restos materiales una cultura que no por clandestina dejó de configurar la realidad de aquella época. Paseando por el edificio de la Imprenta Municipal, uno de los más bonitos ejemplos de la arquitectura industrial de la II República, no pude evitar parafrasear en mi mente la frase bíblica: “y la palabra se hizo texto y habitó entre nosotros”.

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LUGAR: Municipal - Artes del Libro. Sala de exposiciones temporales de La Imprenta. C/ Concepción Jerónima, 15.
FECHA: 28 de abril de 2016 - 30 de octubre de 2016
HORARIO: Martes a viernes: 10:00 a 20:00 h. / Fines de semana: 10:00 a 14:00 h. / Cerrado los lunes.


Díptico de la exposición.

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OTRAS RESEÑAS:





domingo, 1 de mayo de 2016

Giner hoy, “cada día más radical y con la camisa más limpia”


Francisco Giner de los Ríos
(Ronda 1839-Madrid 1915)
“Dos hombres han revolucionado por igual la conciencia española: don Francisco Giner y Pablo Iglesias. ¿No lo cree usted así?”.

La pregunta era formulada por Fernando de los Ríos a Indalecio Prieto con motivo del entierro de Pablo Iglesias y recogida por este en “La capa del Abuelo” texto que a su vez recopila Andrés Saborit en sus “Apuntes Históricos: Pablo Iglesias, PSOE y UGT”. Ni que decir tiene que el propio Prieto reconoce haber eludido una respuesta directa por opinar que entre uno y otro personaje no había comparación posible. Giner de los Ríos, aun habiendo golpeado el paradigma educativo de su tiempo, Prieto consideraba que nunca había llegado “al corazón del pueblo”, ni podía llegar “desde el estrecho círculo en que se movía rigiendo la Institución Libre de Enseñanza”.

El caso es que noventa años más tarde, pensando en esta conversación precisamente un primero de mayo, habiendo pasado ya más de un siglo desde la muerte de Giner, la respuesta no parece tan obvia. Más aun pensando en la diatriba “vieja política” vs. “nueva política” que aún hoy roba titulares en canales de comunicación que ni siquiera existían en 1874, cuando Giner publica “La política antigua y la política nueva”, idea retomada e inmortalizada más tarde por Ortega y Gasset

Entierro de Nicolás Salmerón.
Giner hablando con el jefe del partido
 republicano portugués B. Machado.
 Nuevo Mundo nº 769 (1/10/1908)
A diferencia de Pablo Iglesias, fundador del Partido Socialista Obrero Español, Giner de los Ríos se negó no solo a vincularse con partido político alguno, sino incluso a recibir subvenciones que pudieran condicionar el desarrollo de sus ideales. Como buen krausista, aspiraba a regenerar la escena política y social española partiendo de una filosofía liberal, pero al margen de la doctrina oficial. Admirador de Nicolás Salmerón, junto a Julián Sanz del Río, Giner de los Ríos fue el principal difusor de esta corriente filosófica en nuestro país, protagonizando un viaje intelectual que le llevó desde la ciencia jurídica hasta la pedagogía militante. Tránsito en el que le acompañaron otros ilustres pensadores como Gumersindo de Azcárate o Bartolomé Cossío, sucesor de Giner al frente de la InstituciónLibre de Enseñanza.

Hace unos días tuve ocasión de visitar la exposición Giner, el maestro de la España moderna, prorrogada por cierto hasta el 22 de mayo, que ofrece una visión novedosa tanto de su figura como del impacto de la ILE en la historia del siglo XX español, rescatando piezas inéditas y con la colaboración de múltiples instituciones como la Biblioteca Nacional o el Museo del Prado. 

La impronta dejada por colaboradores y discípulos es innegable. Solo como ejemplo recordemos que de ocho premios Nobel españoles, la mitad de ellos estuvieron vinculados en su momento a la Residencia de Estudiantes (Ramón y Cajal, Severo Ochoa, Juan Ramón Jiménez y Vicente Aleixandre)… sin olvidar  a García Lorca, Dalí y tantos otros genios de la Generación del 27. El impacto de su pensamiento en toda una generación de políticos: Besteiro, Zulueta y su sobrino, Fernando de los Ríos, teórico de lo que se conoce como “socialismo democrático” con la publicación de “El sentido humanista del socialismo” como obra de cabecera de esta corriente. 

Giner, B. Cossío y  R. Rubio
Pero más allá de la estratosfera del arte y la política, lo cierto es que el espíritu institucionista inspira también cambios efectivos en la legislación, de la mano de Gumersindo de Azcárate y el Instituto de Reformas Sociales, a quien se debe la primera legislación sobre accidentes de trabajo, descanso dominical, derecho a la huelga y regulación del marco laboral de mujeres y niños. 

Más allá del ámbito estrictamente académico, Giner concibe la escuela como un taller cuya misión era despertar el interés del niño por aprender, a partir del juego y la experimentación. Y a la evocación del taller recurre Besteiro en el discurso que pronuncia con motivo de la inauguración de las Cortes Constituyentes en 1931, empeñado en cimentar el paralelismo entre sus dos mentores (Pablo Iglesias y Giner de los Ríos) sobre el afán que ambos compartieron, desde distintas orillas, por extender la cultura como base de la transformación política que requería el país.

Lo cierto es que, aunque en ocasiones se ha acusado a la Institución Libre de Enseñanza de un cierto elitismo, su fundador creía firmemente en la necesidad de una renovación espiritual de la sociedad como motor esencial de progreso. En sus palabras “la educación, no la mera instrucción, ha de ser siempre el fin de la enseñanza” y, con este espíritu, discípulos como Ortega, pensaban que “seguir a Giner es seguir hacia adelante”. 

Ciertamente sus postulados, vistos con la distancia que otorga un siglo, no pueden encontrarse más vigentes en la pedagogía del siglo XXI:

  • APRENDIZAJE CONSTANTE. “La educación no tiene límite definido alguno, no se reduce a un periodo determinado de la vida, sino que comienza con esta y dura tanto como ella dura. La vida entera es continuo aprendizaje”.


  • PROFESOR COMO ACOMPAÑANTE. Lejos del concepto de clase magistral, los niños aprendían en contacto con la naturaleza, estudiaban su entorno, aprendían sus costumbres y recuperaban tradiciones. De alguna forma, Giner, fue el inventor de conceptos que se nos antojan novedosos, como el "coaching" y la "gamificación" (enseñanza basada en el juego). También intuyó paradigmas hoy asentados como la importancia de las emociones en el proceso de aprendizaje. "Mucho juego corporal y gimnástico, mucho taller, mucho aire libre, mucho aprendizaje de la sociedad y sus resortes, mucho movimiento, poco libro y mucho jabón y agua..." preconizaba Giner en un artículo publicado en 1884 dentro de Ensayos menores sobre Educación y Enseñanza.


  • CIENCIAS y HUMANIDADES. Giner y sus colegas concebían el constante diálogo entre técnica y pensamiento, ciencias de la naturaleza y ciencias del hombre. No en vano entre sus discípulos hubo eminentes personalidades de muy distintos campos del saber y del arte. Decía Bartolomé Cossío que “El mundo entero debe ser, desde el primer instante, objeto de atención y materia de aprendizaje para el niño”.


  • TOLERANCIA como piedra angular de su pensamiento.  La Institución Libre de Enseñanza se basaba en la independencia respecto a cualquier credo o partido, pero dando plena libertad a maestros y alumnos para militar o confesar la creencia de su elección. El interés de la Junta para Ampliación de Estudios por favorecer el contacto de los estudiantes con ideas y proyectos fuera de nuestras fronteras abogó por ampliar lo que hoy denominamos “zona de confort”, que no era otra cosa que empaparse de una realidad que trascendía el marco de lo conocido.  


Laboratorio  de la Residencia
 de Señoritas hacia 1930.
Mujeres en Vanguardia
  • IGUALDAD DE GÉNERO. Con el precedente de la Asociación para la Enseñanza de la Mujer, fundada en 1870 por Fernando de Castro, en 1915 se inaugura la “Residencia de Señoritas” dirigida nada menos que por María de Maeztu. Constituyeron verdaderos espacios de libertad en una sociedad que, por ejemplo, cuestionaba el derecho al voto para la mujer. La relación entre Giner de los Ríos y Gumersindo de Azcárate con Concepción Arenal, madre del feminismo español, está documentada en la correspondencia que mantuvieron y en la admiración que ambos le profesaron. Otras mujeres influyeron notablemente en el pensamiento de Giner, empezando por su propia madre, Berta de los Ríos Rosas, y terminando con Emilia Pardo Bazán, por citar solo a alguna de ellas. No podía ser de otra forma: la regeneración del país pasaba por una nueva educación y ésta no podía ignorar el papel que en ella debían jugar las mujeres.

Giner aspiraba a “levantar el alma del pueblo entero: formar maestros y reformar líderes para encabezar un país encallado en el atraso bajo la responsabilidad de su propia clase política. Ramón Pérez de Ayala afirmaba:  

"Declarémoslo con toda franqueza: entre españoles existe con maravillosa abundancia el tipo del político a quien se le da una higa del bien público. No somos servidores del pueblo con las responsabilidades anejas a una magistratura, sino trepadores de alturas. Un español no va a la política por vocación, sino por ambición."

Instituto Escuela hacia 1933.
A.G.A. (Alcalá de Henares)
Cuando Joaquín Costa clamaba por un hombre capaz de rescatar al país de su atraso Giner se sorprendía… “¿Un hombre? ¡Lo que se necesita es un pueblo!”. 

El legado que nos dejó trasciende su propia biografía a través de una red de colaboradores y discípulos cuya labor continuó mucho después de su muerte, hasta que en plena Guerra Civil el bando sublevado comenzara a afirmar que “Hay que pasar por las armas a la Señora Institución”, como recoge el recorte de prensa de la revista Atenas, publicado en 1937, que recoge la citada Exposición en la sede de la antigua ILE. 

A diferencia del entierro de Pablo Iglesias, el de Giner de los Ríos no fue, por voluntad propia, ni mucho menos multitudinario. Ni carroza, ni acompañante, así lo dejó dispuesto aquel hombre que afirmaba ser “cada día más radical y con la camisa más limpia” y que creía firmemente que “las obras lentas son las duraderas. ¡Ojalá esta nación lo comprenda algún día!". 


Un 1º de mayo es fácil recordar la contribución de Pablo Iglesias a nuestra historia más reciente, pero llega a nosotros con más dificultad el eco de la voz de otros personajes como Giner de los Ríos. 

"Entretanto, allá, en la Institución Libre, junto al balcón, otro viejo, con la gran frente calva entre las manos, meditaba, aguardaba, esperando y desesperando, la transformación espiritual y social de nuestra patria. También a don Francisco Giner de los Ríos se le llamaba en la intimidad el Abuelo". 
Luis de Zulueta, 1º de julio de 1928.


Si tienes ocasión, no dejes de visitar la exposición organizada por la Fundación Giner de los Ríos. Te sorprenderá la rabiosa actualidad, a más de un siglo vista, de sus postulados. Cierra los ojos, imagínate sentado en cualquier paraje de la sierra madrileña, siente el olor a romero y lavanda… y permite hablar de nuevo al viejo maestro.


domingo, 24 de abril de 2016

Libros 2.0 ¿algo más que eBooks?

Un año más se celebra ese entrañable Día del Libro que en nuestro país este año celebra su noventa aniversario, aunque no fuera hasta 1930 cuando comenzó a festejarse un 23 de abril.
El texto y su difusión a través de las redes sociales hace inevitable dedicar unos minutos a pensar sobre el papel de los libros en una sociedad 2.0. Hace ya casi un par de años presenté una comunicación sobre Estrategia editorial en el siglo XXI: evolución del sector hacia el ecosistema digital en el Taller dedicado a estos temas en el XII Congreso de la Asociación de Historia Contemporánea. Desde entonces adopté la costumbre de curiosear por los informes que periódicamente se publican sobre libros y hábitos de lectura y el impacto de las nuevas tecnologías en el mundo editorial. 

Y por lo que parece, entre todas las actividades de nuestra vida cotidiana donde lo digital triunfa, la lectura es la única que se resiste a abandonar el formato analógico. Aún hoy es mayoritaria la preferencia por el tradicional libro en papel frente al ebook, pese a las ventajas que este soporte presenta para un ciudadano (no importa su edad) que tiene a su disposición multitud de dispositivos electrónicos con los que se conecta diariamente a internet.

Siguiendo con las paradojas, sucede también que esos jóvenes eminentemente sociales e hiperconectados, manifiestan su preferencia firme por el libro físico e incluso protagonizan fenómenos virales de la mano de youtuber que reclutan miles de seguidores con sus reseñas literarias. Al tiempo, autores consagrados no dudan en experimentar con fórmulas de crowfunding y escritura colaborativa cuando el guión lo exige.

Que el libro digital no se imponga con el ritmo que algunos habían previsto no significa, ni mucho menos, que se mantenga al margen de esa sociedad 2.0 de la que formamos parte. La transformación del ecosistema editorial tal vez no venga en un primer momento de la mano de nuevos soportes, ni siquiera de la aparición de nuevos modelos de negocio. El despegue del libro digital en el campo de la educación y nuevas fórmulas de interacción con el contenido que favorece ese lenguaje multimedia e hipertextual, innato en la cultura digital, tal vez sí sean la clave de un nuevo libro que comienza a perfilarse en las primeras décadas del siglo XXI.

Como muestra, recopilo en la siguiente infografía algunos datos de los últimos informes publicados que me han llamado la atención. Sirva de modesto homenaje al compañero más antiguo del hombre desde el comienzo de la civilización: ese artefacto mágico que llamamos "libro".


https://magic.piktochart.com/output/13243374-librostic


domingo, 7 de febrero de 2016

¿Qué voy a ser de mayor? (tribulaciones de una madre)


Convivo con un ser humano del que se han adueñado las hormonas y un terror incontrolado a la PAU (Prueba de Acceso a la Universidad). Duerme poco, sale con sus amigos (sorprendentemente) menos y experimenta repentinos cambios de humor que la abandonan en la más profunda desesperación para, a continuación, tocar el cielo con los dedos sin motivo aparente que justifique tales alardes.

Solo quien tenga un hijo estudiando segundo de Bachiller, comprende la situación.

Al menos ahora ha tomado una decisión respecto a la carrera que quiere cursar, lo que le aporta una relativa estabilidad emocional, al hacerse visible la meta y el camino a recorrer. No es poco. El inicio del año escolar fue mucho más turbulento, atribulada por la incógnita de un futuro incierto en el que no terminaba de verse unas veces como enfermera militar y otras como educadora social en un campo de refugiados… no parecía haberse inventado profesión que se ajustara a sus inquietudes. Y entre tanta incertidumbre la eterna pregunta sobre qué profesiones tienen más futuro.

Mucho se ha escrito sobre ello. Todo apunta a que, en cualquier ámbito, el oficio de nuestros hijos se escribirá en digital y no solo por la creciente demanda de ingenieros e informáticos. Tanto si se dedican a la enseñanza como a la medicina, el bonete y su orla se coronarán con una arroba. Esto es así incluso para quienes que se orienten hacia el tan denostado ámbito de las humanidades. Cierto es que no proliferan los puestos de trabajo convencionales para este perfil, pero se abren camino nuevas oportunidades de la mano de una industria de contenidos, en los que estos perfiles tienen mucho que aportar. Sin ir más lejos, Google anunció hace tiempo su intención de contratar a 4000 doctores en humanidades en los próximos años

Lo cierto es que las disputas con nuestros retoños, cuando optan por carreras universitarias con limitadas salidas profesionales, son completamente estériles. Y no sólo por aquello de la vocación y el respeto a su primera decisión como adultos. El mercado laboral está cambiando tanto y tan deprisa que, ni siquiera optando por carreras en auge, hay garantías de que al finalizar sus estudios la tortilla no haya dado la vuelta. Esto podría ocurrir por inflación de profesionales (la oferta de empleo en los "nichos estrella" tampoco es infinita), por el apagado del fulgor de los clásicos perfiles de prestigio (por modas o por imposición de un cambiante mercado laboral) o, simplemente, porque aparezcan nuevas oportunidades hoy en día inexistentes. De hecho, se ha llegado a decir que el 65% de los estudiantes de Secundaria trabajarán dentro de diez años en empleos que a día de hoy no existen

Sin embargo nuestros actuales “proto-bachilleres” ya son “nativos digitales”. Seres que culminan cualquier experiencia vital con el preceptivo anuncio en su red social favorita, vía foto. Una imagen no vale más que mil palabras, simplemente las palabras forman una parte muy residual de su lenguaje. Ilustran la imagen, no al revés. A este talante se unen los esfuerzos por avanzar en una educación cada vez más digital, lo que hace pensar que su capacitación en este ámbito no será una rémora para su futuro profesional. Pero, para encontrar cabida en ese mercado tan convulso, no basta con matricularse y asistir a clase, por mucho fulgor que tenga la titulación escogida.


Ahora bien, todo apunta a que la recompensa a una esmerada educación no va a ser precisamente un trabajo estable y sin sobresaltos. El problema ya no está solo en que la oferta de trabajo sea suficiente y los candidatos estén preparados para atenderla. Suponiendo un escenario optimista en el que ambas premisas se cumplen, nuestros retoños no podrán prescindir de una formación continua, tanto por caminos reglados (académicos) como informales. De hecho, esto ya es una realidad palpable para nosotros, los adultos, con independencia de cuál sea nuestro oficio/profesión. Y sobre, todo, aunque el viaje sea accidentado, no hay excusa para el desaliento, por muchas aventuras y desventuras que les aguarden. Concebirlas como un mal necesario o como un reto es una decisión personal que marca las probabilidades de éxito.

Al tiempo que estaba sumida en mis maternas tribulaciones comencé a investigar las andanzas de un nuevo espécimen que prolifera en el mundo anglosajón y que  ha comenzado a tener dignos exponentes en el territorio patrio. Se les conoce como “Knowmadas”, palabreja traducida por “nómadas del conocimiento” o “locos del conocimiento” según la lectura que queramos hacer. Es un perfil cuyo hábitat natural es el teletrabajo, pero que no debemos confundir con un teletrabajador al uso en una empresa convencional.

Llegado este punto procede hacer una lectura en modo “vaso medio lleno”. Al margen de la creciente exigencia del mercado laboral (visión “vaso medio vacío”), lo cierto es que el ecosistema digital genera nuevas oportunidades para profesionales inquietos o para emprendedores. Dicho de otra forma: para inconformistas y aventureros. Es una fauna diversa: individuos que no logran desarrollar su profesión como quisieran o trabajadores constreñidos por las limitaciones de una empresa convencional. Estos prometedores talentos buscan su "salida al mar" a través de Internet como plataforma privilegiada de comunicación con sus clientes. De ello se deriva un nuevo concepto del servicio y del propio trabajo, sin oficina ni horario prestablecido. Llevado al extremo, hay quienes han optado por dedicarse a ello a tiempo completo, traspasando la frontera laboral para convertir su proyecto en una nueva forma de vida. 


“Knowmadas”: una nueva tribu en el ecosistema digital


Más aún, termina por diluirse el concepto de “profesión” en la amalgama que forma la conjunción de formación académica, experiencia profesional y aficiones personales. Tengo muchos amigos que en paralelo a su trabajo desarrollan otros negocios, no siempre en campos afines. Se puede interpretar como una segunda oportunidad... o como una alternativa para quien no quiera perder ningún tren.

Una buena amiga, brillante "teleco", es además maestra de Reiki. Otra (no menos talentosa), ejecutiva de una multinacionacional, es una magnífica consultora de belleza. Tengo familia que se dedica a la literatura, procedentes de trayectorias profesionales muy dispares, otros han cambiado su rumbo profesional con el tren en marcha (o en una vía en paralelo). Lo importante es que, de una u otra forma, lo aprendido en la universidad, junto con su experiencia laboral y sus propias aficiones, han puesto los cimientos de otras actividades que en principio nada tienen que ver con la proyección laboral que imaginaron en su época de estudiantes. 


Lectura recomendada para madres
novatas  y "anejas"


Pensando en mi niña, tengo que decir que hay momentos en los que parece que la recupero. Se dirige a mi entusiasmada y me asalta con ese “mamá, una cosa” que siempre ha sido el preludio de alguna reflexión descabellada. Estos arrebatos suele ser provocados por cualquier cosa relacionada con esas actividades extraescolares que la apartan de lo que ahora es su meta: aprobar con honor el dichoso examen de ingreso en la universidad.

Es cierto que debe centrar todo su esfuerzo este año en el objetivo que se ha propuesto. Pero no estoy segura de que deba apartarse de lo demás. Todo suma. Todo es experiencia. De todo se aprende. Tal vez sea esta la actitud que deba inculcarle. Como decía su abuela, “la vida da muchas vueltas” y por lo que parece, en el futuro el mercado laboral va a ser un auténtico tiovivo.

La civilización se asocia al desarrollo de una cultura sedentaria, el nacimiento de la escritura y el triunfo de la palabra. En el siglo XXI retorna el lenguaje iconográfico en clave multimedia y triunfan las tribus nómadas pobladas por cazadores de oportunidades. No sobrevive el más fuerte, sino el que mejor se adapta, como aseguran que dijo Darwin. Aunque tenga más fama el velociraptor, quien lleva dando guerra más de medio millón de años es la actinobacteria, aunque esté recluida en Siberia y la mayoría de los mortales no tengamos ni idea de que existía esa palabreja.